Uno de los problemas de la democracia es la actitud y el conocimiento de la gente ante las teorías políticas y como estas están ligadas a los partidos políticos del entorno. Mucha gente tiene una actitud ante la política, más propia hacia un equipo de futbol que hacia algo tan importante, “Yo soy de derechas, y siempre lo he sido” Como si eso fuese algo propio del nacimiento.
En
un sistema que a lo largo de los años se ha transformado en un modelo
bipartidista, hemos vuelto a viejas reminiscencias, y se habla de las “Dos
Españas”. La mayor parte de las personas sin embargo, no entiende muy bien
donde está la derecha y donde está la izquierda a nivel teórico. Es más, ni
siquiera a nivel práctico, únicamente acepta válidas las premisas de un partido
político, cuyas posturas muchas veces no entiende, pero defiende a base de
criticar a “la España contraria”. Esto no solo es un mero ejemplo de lo
estúpida que es la gente en general, sino que es un cáncer antidemocrático y
totalitarista.
Ya
he hecho antes un paralelismo con el fútbol, y vuelvo a recurrir a él. Hay que
defender al PP, porque si no, ¿a quién vas a apoyar? ¿A los socialistas?
¡Rojo!” suena estrechamente parecido a “¿Tu eres del Madrid o del Barça? ¿Del
Barça? ¡Catalanista!” No hay forma más fácil de distraer a la gente, que
buscándola un enemigo. Sin embargo, en otros países, el tema derecha-izquierda
está más ligado a términos económicos que aquí.
Últimamente
se despotrica contra el capitalismo como si este fuese el rey de todos los
males. “¡La crisis que la paguen los capitalistas!” es una consigna que se
repite en manifestaciones “quinceemeras” constantemente, momento en el cual a
un servidor le entran ganas de mandar todas las manifestaciones a tomar por
culo. Lo grita un chaval en voz alta, y decenas de personas lo repiten y lo
corean, ¿no te gusta el capitalismo? ¿Qué propones entonces, gilipollas? ¿No te han enseñado que el capitalismo o teoría económica de
libre mercado es un enorme mundo que va desde el Keynesianismo hasta el
Neoliberalismo?
¡Claro
que no se lo han enseñado! Es muy fácil hablar cuando tu único conocimiento
sobre política y economía es haber visto la última temporada de Salvados ¡Vamos
a repetir consignas que suenan bien y no dicen nada! Que si hay que cambiar el
sistema, que hay que apostar por un sistema más justo,… ¡Si tenéis razón! Pero
si no propones una alternativa, ¿a dónde coño vas? Que sí, que ir de hippie
contracultural está muy bien, yo también he sufrido esa época, y se liga mucho
diciendo que hay que cambiar las cosas y rebelarse (hay muchas mujeres que se
derriten con eso); pero es una actitud hacia las cosas, que por lo menos
calificaría de inmadura…
Si eres uno de estos casos, y quieres saber que modelos económicos hay, ¡está usted de enhorabuena! Hoy en Las Dos Sombras le explicaremos que es el capitalismo, con sus dos ramas más importantes. Y si mi introducción contra “los que creen que van a cambiar el mundo rebelándose, sin proponer nada” (llamémoslos por su nombre, Perroflautas y Pijo-Progres) te ha parecido sumamente derechista; espera a leer como cargo contra los fascistas y los neoliberales ¡aquí no se libra nadie!
Desde
que el hombre empezó a cultivar y a criar ganado, existe el término de mercado.
Cultivar trigo no era como cazar o recolectar, donde uno cogía lo que
necesitaba, cultivar generaba excedentes, y estos excedentes se podían cambiar
por otros productos. El ser humano avanzó en la Pirámide de Mashlow, y empezaba
a necesitar otras cosas. Esto de los excedentes era beneficioso, pues en épocas
de malas cosechas, otro productor que tuviera excedentes podía vender al que le
escaseaban, y evitar así morir de hambre, lo cual es muy práctico (pero si eres
de los que piensan que habría que volver a la recolección, y tomar sólo lo que
se necesita, porque “el ser humano se ha vuelto demasiado avaricioso”, apaga tu
ordenador y vete al campo a cazar conejos).
Seguimos
en el contexto de la revolución industrial. Como resultado de la inhumana
explotación que sufrían los obreros, se instauró una crisis en el antiguo
régimen, que empezaba a adoptar las formas que conocemos en el mercado moderno
(La bolsa, las acciones,…) El filósofo alemán Karl Marx, propuso como
alternativa a esta miseria, un nuevo sistema, en el que la competitividad se
eliminara a favor de la igualdad. De primeras, parece un sistema más justo y
solidario, con ello se evitaría la explotación laboral. La idea caló muy bien
en circuitos burgueses intelectuales. Pero fue algo secundario hasta que en
Rusia, hartos de una situación que mataba al pueblo de hambre, mientras los
zares vivian entre riquezas y guerreaban contra Alemania en la Primera Guerra
Mundial, surgieron los bolcheviques. El sistema comunista empezó a funcionar, y
lo hizo conbastante eficacia en sus comienzos.
Mientras
tanto en occidente, tras una época próspera, el sistema se desmorronó de la
noche a la mañana con el crack del 29. La enorme crisis y miseria, paralela al
crecimiento de la URSS (que luego se vería que tenía una cara oculta), hicieron
que muchos países se agarraran a un clavo ardiendo, y el fascismo y el
comunismo (ambas corrientes proponen lo mismo a nivel económico, aunque a otros
niveles estén en las antípodas). Pero dejemos esto momentáneamente aparcado
para hablar de economía.
La
Teoría Clásica de la economía (el capitalismo liberal de siempre, el cual era
predominante en EEUU y Europa), establecía que la economía, regulada por sí
sola, tiende automáticamente al pleno uso de sus medios de producción (es
decir, que el sistema automáticamente usa todo el capital y la mano de obra que
tienen para seguir produciendo recursos que sigan produciendo economía). Smith
y otros economistas clásicos, suponían que cuando se produce un bien, se han
producido consecuentemente los medios para comprar otros bienes, por lo que
para fomentar el crecimiento, hay que evitar penalizar la producción. Porque a
más bienes para intercambiar, más intercambios,… Esto supone que todo lo que se
produce, es todo lo que se compra, y a todas las partes del sistema les
interesa que todo funcione a pleno rendimiento (porque así se crece más). Pero
claro, ¿tú te gastas todo lo que ganas? ¿a que no? Parece lógico que no todo lo
que ganemos, lo gastemos. En grandes mercados, parece lógico que, si los
precios están bajando, uno se espere para comprar a la semana que viene que el
producto (acciones o tomates) valdrá menos.

John Maynard Keynes, un economista americano de los años 20-30, refutaba la teoría clásica. El equilibrio de la oferta y la demanda que postulaban Smith o Say, sería propio de una posición particular, y el pleno empleo de los medios de producción no es algo que siempre ocurra, como hemos mencionado antes, todos tendemos a ahorrar (unos más que otros). Keynes establece que no es la producción la que determina la demanda, sino al revés, el empresario no fabrica hasta que no se genera una demanda. Los empresarios invierten sobre la diferencia entre la Tasa de Interés y la Tasa de Ganancia.
Volvamos
al lío histórico-político, porque el Keynesianismo (teoría económica de Keynes)
es complicado de explicar, aunque interesante (Consultar el libro Teoría
general del empleo, el interés y el dinero). El Keynesianismo genera proyectos
consecuentes, como el Estado de Bienestar y el desarrollismo. El capitalismo
clásico sufría un problema, era un sistema con épocas de gran bonanza, basados
en la producción a destajo, pero cuando a la producción se le daba un valor
alto de épocas de bonanza, se podía llegar al colapso y el sistema caería.
TENER UN SISTEMA CAPITALISTA EQUIVALE A TENER CRISIS CADA CIERTO TIEMPO. Los
excesos del libre mercado y la sobreproducción pueden desbaratarse con relativa
frecuencia, ya que al ser libre la producción, muchos agentes puede decantarse
por un sector jugoso que acabe siendo sobredimensionado (¿a alguien le suena
esto?… no sé… ¿a ladrillos quizás?…)
En
plenos años 30, tras el fatídico crack del 29 (que deja a la crisis actual en
pañales) Keynes proponía que en momento de estancamiento económico, el estado
tiene la obligación de estimular la demanda con mayores gastos económico, de
manera que consideró la política fiscal estatal como el instrumento que
“equilibraba la balanza”. Si el estado, en época de crisis, invierte en ajustar
el desbarajuste causado por el sistema libre mercado, la cosa se arregla.
Siempre y cuando el estado invierta en gasto social, es entonces cuando se
genera el Estado de Bienestar (sí, eso es, esa palabra que todos conocen, la
inventó Keynes, ese término que los socialistas desconocen pero adoran y el
cual el PP de Madrid odia con todas sus fuerzas).
Teóricamente
hay 3 maneras de que el Estado pueda financiar ese gasto social que debe hacer:
a) Subiendo impuestos, b) Imprimir más
dinero, c) Endeudamiento fiscal. Keynes
apostaba por este último, y yo también. Subiendo impuestos ahogas a las
empresas, por lo que es estúpido inyectar un dinero al mercado, que le has
restado al propio mercado, no arreglas nada. Imprimir más dinero resta valor a
tu economía, frente a otras exteriores (aunque en nuestro caso, con el euro,
sería una medida interesante, que ayudaría a los países del sur, aunque a costa
de los del norte; pero bueno, todo se puede devolver) El endeudamiento parece
la mejor opción, es inyectar dinero nuevo.
En
este momento nos llevamos las manos a la cabeza y gritamos ¡Estás loco! ¡Pero
si tenemos una deuda enorme! No comparemos el caso español con el
estadounidense de los años 30. EEUU era fuerte económicamente, y endeudarse no
tendría efectos negativos, se inyectó dinero donde había que inyectar, y LA
OBLIGACIÓN DEL ESTADO ES PAGAR SUS DEUDAS, cuando la situación económica
mejore. IU y otros imbéciles de izquierdas que no tienen ni puta idea de
economía, se creen que el dinero se produce en los árboles, y que como hay
gente asquerosamente rica que se aprovecha del sistema (cosa que también es
cierta), tienen la excusa perfecta para que el endeudamiento no tenga límites.
No señores, no se crean lo que dicen por la tele, ESPAÑA SIEMPRE HA ESTADO
ENDEUDADA, eso de que “Aznar dejó las arcas llenas y los socialistas las
vaciaron” es mentira ESPAÑA SIEMPRE HA ESTADO ENDEUDADA DESDE LA PRIMERA GUERRA
MUNDIAL (en la que la neutralidad nos benefició a nivel productivo). Lo que no
se puede consentir es que en época de máxima bonanza, en vez de saldar nuestro
endeudamiento, lo aumentáramos con proyectos basura. El estado debe invertir,
¡faltaría más! Pero lo que no es lógico es que cada legislatura se tenga que
duplicar el recorrido del Metro de Madrid, ¡cada legislatura! Y ustedes dirán,
cuando empezó la crisis, fue lo que hizo el PSOE, ¿El plan E no fue una
inyección del estado para que la economía se recuperase? Sí que lo fue, pero
estuvo mal planteado. Reactivar la economía es hacer algo que revierta en la
propia economía, no levantar aceras para volverlas a poner y así mantener al
personal ocupado. Se debe de invertir en BIENESTAR SOCIAL, y no en alimentar
más a un sistema CLEPTOCRÁTICO. No somos ni un liberalismo, ni un
keynesianismo, somos una puta celptocracia, como el Zimbabue de Mugabe, un
estado al que solo le queda esperar lo peor.
Las
primeras críticas a Keynes surgieron desde la parte más liberal de la escuela
clásica económica, los menos sutiles tacharon a Keynes de “comunista reprimido”
o “destructor de la libertad”. Otros le reprocharon sobre el tema del
endeudamiento estatal. Endeudar el estado es, contra lo que piensan los de IU,
antisolidario, porque supone que lo que “no quieras pagar tú” lo van a pagar
las generaciones futuras, que tendrán que hacer frente a sus problemas y además
a los de sus padres, que los dejaron pasar (algo de eso estamos notando ahora,
lo jóvenes nos ahogamos ante la imposibilidad de encontrar empleo, mientras la
generación “que no ha querido pagar sus deudas” nos acusaba de vagos, de Ni-Nis
y de hacer poco más que “irnos de botellón”, ¡y nos lo dicen los de la época de
los quinquis! ¡Los que nos han llevado a esta crisis!)
El
debate surge de que, desde el marxismo, se concibe el capitalismo como un
sistema en el que obligatoriamente tiene que tener crisis y subsiste si unos
explotan a otros. Si bien es cierto, tenemos que tener en cuenta que los recursos
son variables, y que la explotación, con una legislación correcta, pasa a ser
una mera contratación. El principal problema del comunismo es que es un sistema
totalitarista que elimina la libertad de las personas a favor de la igualdad.
Es un sistema que, si se gestionara bien (que no se ha gestionado bien, en
ningún ejemplo práctico) podría eliminar pobreza y desigualdades, pero siempre
sería a costa de un régimen opresor que limita la libertad de las personas, un
sistema que premia por igual al científico que descubre la cura contra una
enfermedad que a una persona que evita trabajar por todos los medios ¿es eso
justo? ¿Es eso lo más próximo a felicidad?
El
Keynesianismo salvó la democracia. Roosvelt lo adoptó como modelo económico, y
consiguió sacar a EEUU de la crisis y evitar que el sistema democrático cayese
en manos de totalitaristas fascistas o comunistas. Tras la guerra, Inglaterra y
Francia lo adoptaron y el resto de países europeos occidentales les siguieron.
Si el comunismo resulta tentador, por su aparecía de ser un sistema más
“amigable” para todos, solo hace falta recurrir a los ejemplos para darse
cuenta de quién gana, ¿qué sistema ha permitido que haya una clase media
mayoritaria? ¿Cuál sistema ha permitido que tú, ciudadano de clase media,
tengas ordenador e internet en tu casa?
Sin
embargo, que hubiese buenos políticos en los años 50 en Europa, era algo que a
las grandes fortunas les encrespaba. Ya en los 60, empezaron a notarse flaquezas,
pero no eran propias del sistema. Sin un gobierno fuerte, no hay un estado
fuerte, y este difícilmente va a poder intervenir para paliar los excesos del
libre mercado. Llegaron los 80, la crisis del petróleo era algo diferente y
nuevo a lo que la economía keynesiana nunca se había enfrentado antes. En este
momento, surgieron los Economistas de la Escuela de Chicago, Reagan y Thatcher,
los cuales, apoyados por grandes multinacionales, deseosas de quitarse de en
medio las intervenciones estatales, recurrieron a recuperar ese sistema que tan
bien funcionaba en la revolución industrial, nació el NEOLIBERALISMO.

Hablando
de Somalia, en esta época, se empezó la descolonización. Los nuevos países
presentaban oportunidades de negocio muy jugosas. Los gobiernos, con personal
casi tribal, pidieron créditos, concedidos fácilmente por bancos
primermundistas para la construcción de grandes infraestructuras que
permitiesen salir a los países del subdesarrollo. Estos países, muchos, mal
divididos por las potencias colonizadoras, entraron en un inevitable conflicto.
Las armas se venden desde occidente, las presas se hacen con empresas
occidentales. El estado se arruina al no poder actualizarse, para competir con
occidente, y las tierras acaban en empresas occidentales. En África nunca ha
habido mucha civilización, pero hambre no empezó a haber hasta los 70, cuando
el mercado se globalizó y el neoliberalismo le dio las alas necesarias para
comerse el mundo… literalmente…
Y
llegamos a la primera gran crisis del neoliberalismo, (hubo una pequeña en los
90), y aunque desde fuera se ve a las políticas neoliberales como las
culpables. Aquí en España, lees en El Expasión que “El Keynesianismo ha
fracasado”, que el PP aprovecha el entusiasmo del “milagro alemán” (que no tardará en caer, ¿a
donde vas con tontísima población trabajando en minijobs, que no les cubre ni
la seguridad social ni nada? ¿Qué pasará con esa gente cuando lleguen a
ancianos?) Para recortar en sanidad y educación, y en derechos laborales. Lo que
se ha hecho en la Comunidad de Madrid es aún peor, rozando el delito, se ha
privatizado la gestión de la sanidad con la escusa de que “no resultaba
rentable”, gilipollas, el gasto social no tiene que ser rentable, lo que pasa
es que lo que no tiene que ser es un derroche, y si ha sido un derroche es por
culpa de la propia comunidad de Madrid, no del sistema, es por construir ¡9
hospitales de golpe!

A
primera medida parece y suena muy bien, que cada uno se las apañe, si quieres
llegar más lejos trabaja más. Esta filosofía no puede sino ser más que
peligrosa en un estado democrático. En primer lugar, el objetivismo se destruye
fácilmente y a un nivel objetivo gracias a la ecología. Si no hay un estado
regulador del exceso de las empresas, estas pueden deforestar el Amazonas,
acabar con el agua potable y demás, por lo que la humanidad estaría condenada.
En segundo lugar, no todos nacemos en las mismas condiciones, el que nazca
discapacitado en Somalia sin acceso a la educación, ni a nada prácticamente, lo tiene difícil
para progresar, por lo que “el individuo, difícilmente podrá realizarse”,
mientras que el que herede una multinacional de su papi, ya estará realizado
antes de empezar.
“La masa oprime al individuo, y le obliga a que forma parte de ella, restándole su poder” “Los individuos son los que sostienen al mundo, los que tienen ideas, los que trabajan y luchan, mientras las masas parasitan sus logros y obligan al individuo a esclavizarse”.
“La masa oprime al individuo, y le obliga a que forma parte de ella, restándole su poder” “Los individuos son los que sostienen al mundo, los que tienen ideas, los que trabajan y luchan, mientras las masas parasitan sus logros y obligan al individuo a esclavizarse”.

Personalmente,
mi modelo a seguir sería una economía de libre mercado, con el necesario control
estatal para corregir excesos e invertir en épocas de crisis, y desde el estado
fomentar un sistema empresarial cooperativista. Veo muy positivo que se reduzca
la separación entre patronos y obreros y que ambos participen en las
actividades del otro, de tal forma que los obreros aporten ideas y favorezcan
el crecimiento de la empresa, a cambio de muy buenas condiciones laborales. Vamos, un sistema capitalista keynesiano cooperativista (término que me acabo de inventar, pero que suena bien), que combine lo bueno del comunismo (igualdad de oportunidades, eliminación de pobreza, reparto (dentro de unos márgenes) de la riqueza,...) con lo bueno del capitalismo (libertad de mercado, mayor profesionalización, competitividad para mayor desarrollo,...)
Una
vez conocidos todas las corrientes económicas, reflexionemos sobre la situación
de crisis en nuestro país. En España, la corrupción como sistema se hace
patente a todos los niveles, y eso impide que se desarrollen un sistema
neoliberal o Keynesiano. Estamos en crisis por un problema de ajuste y de
excesos del libre mercado en años previos, pero en épocas de bonanza, no pagamos
nuestra deuda, por lo que lo tenemos jodido. Si lo hubiésemos hecho, podríamos
apostar por una inyección de dinero por parte del estado para recuperar la
economía, pero al habernos endeudado tanto, es difícil llevar a cabo una
inyección estatal. La solución que se está aplicando, de recorte del gasto y
subida de impuestos, solo ahoga más a la economía, reduce el gasto, y esto hace
que las empresas cierren. Si cierran más empresas, hay más parados que hay que
mantener, por lo que hay que subir los impuestos y vuelta a empezar. Es una espiral, un bucle mortal y
sin salida. Pero tampoco podemos recurrir a la inversión estatal por la deuda
¡Lo tenemos jodido! La única solución que se me ocurre es, jugárnoslo todo a
una carta y apostar por una inversión en I+D+i, enfocado únicamente a patentes
tecnológicas que puedan generar rápidamente empresas, inversión extranjera y
empleo de calidad, pero como no tenemos infraestructura previa, lo veo difícil.
Desde luego, lo que sí necesitamos, es un gobierno fuerte, con el cual los
mercados puedan invertir seguros, y así salir de este pozo. Pero está tambien
complicado, ni PP ni PSOE tienen líderes fuertes, y sus casos de corrupción ya
alcanzan cotas inaceptables. IU no entiende ni sabe de economía, y UPyD son
oportunistas y populistas, y aunque son más sensatos en economía que los otros
tres, aún no se posicionan claramente en relación al modelo que quieren
desarrollar.
No sé qué hacer a nivel estatal, pero a nivel personal, seguiré los consejos de la famosa canción del rockero sevillano Silvio y “Salir de Pu(er)ta España”
Texto y 1ª viñeta ralizados por RyR para el blog Las Dos Sombras