Se habla mucho de un fenómeno muy presente en
países que, aunque son desarrollados, y tienen un nivel de vida bastante
aceptable, no logran retener en sus fronteras a los mejores expedientes y a las
mejores “cabezas” nacionales. Este fenómeno, conocido popularmente como “Fuga
de cerebros”, es un autentico quebradero de cabeza para muchos gobiernos (En
Nueva Zelanda es un autentico problema nacional, ya que pese a tener uno de los
PIB per cápita más altos de mundo, no logra posicionarse como un país atractivo
para las grandes mentes). Pero, ¿es necesario tener a las mejores mentes para
progresar más? Parece que sí, pero no son sólo mentes las que se fugan.
Uno de los grandes problemas de nuestro país
es la excesiva burocracia que colapsa a los emprendedores y a las empresas. Un
sistema que sirve para controlar los posibles excesos de empresarios
particulares (algo positivo), pero este sistema regulador es un caos. No ayuda,
y su poca eficiencia sólo retrasa y le resta a nuestro país, el atractivo de
invertir (aunque para grandes empresas, esta carencia esta solventada por
muchas exenciones fiscales). Al final, los perjudicados son “los de siempre”,
la clase media que pretende abrir un pequeño negocio, y en especial aquellos
que tienen una idea novedosa y arriesgada. Estos huyen en busca de un amparo,
que no tardan en encontrar. Ya que, como dice la Biblia, “bienaventurados sean
los que tengan una idea de negocio novedosa y arriesgada, pues de ellos será Silicon
Valley”
El problema de esta emigración debería
designarse como “fuga de ideas” que es, mucho más perjudicial que la “fuga de
cerebros”. El problema es que el gobierno no tiene interés en apostar por ideas
novedosas, que ve con recelo, y prefiere apostar por sectores “ya consolidados”
que han demostrado tener una rentabilidad a corto plazo, y que cada 20 años
estallan en una crisis (construcción, turismo,…). Estos sectores necesitan a
gente con poca formación, ya que ni siquiera se quiere innovar en estos
sectores (se lo digo yo que soy arquitecto: los edificios cuando la burbuja se
hacían igual que hace 50 años). Pero el problema no es sólo este. Cuando por
fin, el que tiene una idea buena, la consigue llevar adelante… Viene Microsoft
(es un decir) y se la compra por un precio muy inferior al que la empresa puede
llegar a tener. La otra opción para el propietario, es continuar a duras penas
con ella. Las trabas burocráticas, el escepticismo hacia lo novedoso (que hay
muchísimo en nuestro país) y la falta de inversores, obstaculizan que cualquier
empresa mediana o pequeña, de corte innovador e investigador pueda consolidarse
y dar un salto al mercado internacional. Por lo que “no venderle la idea a
Microsoft” se convierte en una pesadilla, ya que siempre supondrá perder
dinero.
Pero no sólo perdemos nuestras mejores ideas,
es que además, tenemos muy pocas. Esto se explica fácilmente indagando en el
sistema de docencia actual.
Desde que somos
niños
El gran problema de nuestro sistema educativo
es lo poco moderno que es. Es algo lógico, pensando que cada vez que gobierna
un partido político diferente, tiene que cambiar las asignaturas y el temario a
su modo. Pero la esencia del sistema es siempre la misma. Los cambios se
centran en pequeñas diferencias en cuanto a la asignatura de religión y que
cuenta más o menos para la nota. Ningún partido (sea cual sea) se centra en
hacer una reforma que se ve necesaria, no ya por la mejora del sistema
educativo en sí, si no porque el propio sistema económico, productivo y social
necesita un nuevo tipo de educación.
La cuestión es clara, ¿A quién ascienden
antes en una empresa? ¿Quién llega antes a ser un directivo? Pues por lo
general, o el “pelota” de la empresa (lo que augura que la empresa irá mal) o
quien es CREATIVO (en el sentido de que sabe dar soluciones originales a
problemas reales). Y hemos dado con la palabra clave, el sistema educativo
actual sigue un modelo más propio de la revolución industrial. Un profesor
habla sobre un determinado tema, los alumnos escuchan y obedecen. Con esto, se
consigue que la mayor parte de los alumnos estén poco estimulados en el
aprendizaje, y se conviertan en máquinas bastante obedientes. Sí, obedientes.
No piensen que los niños de hoy en día no son nada obedientes, al contrario,
¡los son más que nunca! Lo que pasa es que obedecen menos a los padres y a los
profesores, pero más a los medios, lo cual es muy preocupante. Y para alcanzar
el desarrollo hay que ser “rebelde”, “no hay progreso sin desviarse de la norma”
como dijo Frank Zappa, al que citaré otra vez dentro de un rato.
Se habla mucho últimamente de meritocracia, a
raíz de la ley educativa que plantea el ministro Wert. Si quieren beca, que se
esfuercen y saquen más nota. Parece que es lo lógico, que el alumno que más
nota tenga sea el que más merezca ser recompensado. Aunque creo que hay medidas
mucho mejores para fomentar el esfuerzo por parte del alumnado, sin llegar al
tema económico. Pero desde luego es de mayúscula hipocresía, llevar la meritocracia
por bandera, cuando se financia más que nunca a centros privados donde no hace
falta nota de corte para entrar, eso es todo lo contrario a meritocracia... Y
también creo que no puedes comparar una nota media igual para todas las
carreras, cuando hay tantísima diferencia de dificultad entre unas y otras.
Pero otra cosa que me resultó desagradable
fue la crítica que hizo la izquierda a esta ley (muy criticable por otra parte).
Desde la izquierda se hablaba de “igualdad de oportunidades” como algo opuesto
a la “cultura del esfuerzo”. Es ridículo entender una cosa sin la otra. El sistema
educativo va dando tumbos. Las reformas más izquierdistas pretenden, con la
bandera de la igualdad de oportunidades, bajar el nivel educativo para que sea
accesible a todos, y que todos puedan llegar al mismo nivel. Mientras que las
reformas más derechistas tratan de segregar, de llevarse a los chavales con
mayor rendimiento académico a “bachilleratos de excelencia” y el resto se
quedan en un sistema anclado, obsoleto y sin futuro (“que se hubiesen
esforzado” piensan algunos)
Ambas posturas son ridículas y terribles, estás
limitando las capacidades de los alumnos enormemente y desechando quien no
tiene “hábito de estudio” u “obediencia”. Seamos sinceros, si ustedes tienen
más de 40 años se habrán dado cuenta que normalmente, quien era “el empollón de
clase” no suele ser quien “más lejos” llega a nivel profesional, de su antigua
clase. Que un niño no saque sobresalientes, no significa que sea idiota, o que
el sistema educativo lo tenga que desechar. Es probable que un niño que no sea
“sobresaliente” tenga otra aptitud y sea más creativo que muchos que sí lo son,
y por tanto sea “más útil” para el sistema productivo (aunque creo que el valor
no debería de residir en el aporte al sistema productivo, sino en el aporte al
sistema social, mucho más importante).
En resumidas cuentas, lo lógico sería que
desde pequeños, el sistema se centrara en fomentar el esfuerzo y la
autosuficiencia personal y académica, algo que se ha perdido tanto (si es que
alguna vez lo ha habido). Que la cultura del esfuerzo reine en el sistema
educativo, pero no para disgregar al alumnado, si no para completarlos. Que sea
una educación que se centre en los diferentes valores de cada uno. Que sea
capaz de enseñarle a cada alumno a sacar lo mejor de sí mismo. ¿Por qué ningún
partido político se plantea subir el nivel académico en los colegios e
institutos? ¿Por qué ni izquierda ni derecha hablan de reformar la disciplina
de magisterio y de convertirla en una carrera superior (en vez del hazmerreir
de las carreras, como ahora)? ¿Por qué no se exige a los padres que participen
en el sistema educativo? La respuesta a todas las preguntas es sencilla, no da
votos. Las reformas educativas las hacen políticos, no autoridades en el campo
de la docencia, como debería de ser. Pasa como cuando se amplía el metro, lo
hacen políticos, no técnicos, y se lleva a donde más votos da, no a donde más
falta hace. Por eso en Madrid la línea 10 llega a Alcobendas, retrasando el
resto del sistema y aumentando la deuda de la comunidad en 800 millones de
euros. Alguno pondrá el grito en el cielo diciendo “¡Defiendes un gobierno de
tecnócratas!”, y es algo erróneo pensar que si los objetivos y políticas se
estudian por técnicos y expertos se cae en la tecnocracia. Eso sí, los técnicos
necesitan políticos que se centren en el interés social y respeten el
individual (como debería de ser una democracia)
Desde aquí muestro mi rechazo frontal a la
ley Wert, que pretende vendernos, como si fuera una mejora, algo que va a echar
a muchas “vidas” por el retrete. Y esto está íntimamente ligado con “la fuga de
cerebros”, que el ministro Wert aplaudía diciendo que “era positivo que los
estudiantes españoles tuviesen experiencias en el extranjero”. Una gran mentira
para tapar un “éxodo masivo” de nuestros trabajadores más cualificados. La ley
Wert continúa (y empeora) el sistema que no se centra más que en “embutir”
determinados contenidos en los alumnos. Y esto impide que haya “ideas” y que
haya “cerebros”. LA PRINCIPAL FUGA DE CEREBROS/IDEAS NO ES A ALEMANIA TRAS LA
UNIVERSIDAD, ES AL RETRETE TRAS LA PRIMARIA. Ahí, es donde perdemos más mentes brillantes,
más ideas que podrían cambiar a la humanidad. Las perdemos en trabajos menores
(¡ojo! Menores, pero igual de dignos que cualquier otro), por no tener un
sistema educativo que saque a lo mejor de cada uno. Por tener un sistema
orientado a “amaestrar ideológicamente” y a “complacer” mentes pequeñas y
manipulables.
Para terminar con este apartado citaré no a
un docente, si no a un músico, a uno de los mayores genios de la música popular
del siglo XX, Frank Zappa. Que se intentó presentar a las elecciones para
presidente de los EEUU (llegó a participar numerosas veces en el senado) con un
programa donde su principal punto era un sistema educativo libre, completo,
exigente y accesible, para garantizar que las personas pensaran de manera
independientes y que trabajasen con ideas y conocimientos que llevaran al mundo
a un lugar mucho mejor. La frase nos habla del sistema educativo actual, que no
lleva a ninguna parte ni permite el desarrollo de “ideas”:
“Abandona la escuela antes de que se pudra tu
mente por exponerla a nuestro mediocre sistema educativo. ¡Olvídate del título
y ve a una biblioteca si tienes las pelotas bien puestas! Algunos de ustedes
parecen robots de plástico a quienes les dicen que leer” Frank Zappa
“Adiós mi España
querida….”
Los mejores genios tienen un destino muy
claro, los EEUU. Pero, ¿es el modelo a seguir? Su sistema educativo es mediocre
y clasista, solo equiparable al de la Inglaterra de Thatcher y al de la
Comunidad de Madrid dentro de muy poco. Lo compensa haciendo una fuertísima
inversión en investigación superior, y en el enorme flujo económico de manos
privadas que entran en los principales centros universitarios.
La gracia de EEUU no es esa, ni mucho menos.
Lo bueno es que en EEUU sí que se sabe por parte de las empresas, que la
innovación, las ideas y la inteligencia son un factor de progreso (bueno, ellos
lo ven más como un factor para “hacer caja”). Esto, unido a las escasas trabas
administrativas, hace que en EEUU se pueda cumplir el sueño americano… bueno, a
medias… Sólo si vienes de clase
media-alta… y si eres de “determinadas razas”…
Pero que el estado no falle a favor de las grandes empresas (ni de las
pequeñas, ni de nadie…) si que permite la posibilidad de salir a flote con una
idea. En nuestro país, el favoritismo descarado que se le da a
Repsol/Telefónica/Santander (el trío calavera) impide cualquier progreso en cualquier
otro campo. Estas empresas se han hecho grandes absorbiendo a otras
iberoamericanas que el estado Español tuvo la “amabilidad” de regalárselas. Los
perjudicados, los de siempre, nosotros.
Como futuro emigrante, es casi imposible
determinar una alternativa a “fugarse con su cerebro”, estando las cosas como
están. Y es una cosa que va a peor. Ya no se van sólo los mejores, se van todos
los que logran tener una cierta titulación (y muchos que no, también). Sin
ellos, el destino de nuestro país es ir a la deriva, con multinacionales que
apenas pagan impuestos, que no apuestan por la innovación, que explotan a
cientos de trabajadores,… Es muy probable que otras empresas de fuera, que
innoven, crezcan mucho más y “el trío calavera” acabe cayendo. Y ya nuestro
pequeño margen de competitividad a nivel mundial desaparezca. Es algo de lo que
no se habla, pero si llegamos a esos puntos de obstrucción y estancamiento del
sistema económico, puede que lleguemos a un punto de crisis de “no retorno” (al
que nos acercamos con tantísimo recorte y tan poca inversión y crédito)
No sólo no nos enseñan a tener ideas, si no
que las pocas que tenemos, no nos la dejan llevar hacia adelante. Si no se
estimula a la población (clase media y baja) a que también invierta, a que
ponga sus ideas y apueste por el progreso económico, no podremos tener un
sistema competitivo. La alternativa con la que sueñan todas las noches la OCD y
la mayoría de dirigentes del PP, de reducir los salarios al mínimo para ser
competitivos económicamente, no sirve de nada. Supone ponerse a la altura de
Bangladesh, que lleguen empresas extranjeras a dar empleo precario. Eso no
permite desarrollar a ningún país, ni crecer a nadie. La otra alternativa que
proponen sindicatos y dirigentes de IU, supone una debacle. No hay que “acabar
con los privilegios de los empresarios”, la mayoría de los empresarios no
tienen privilegios, las “pasan putas” para llegar a fin de mes, y encima están
dando trabajo y generando economía. La mayoría de empresarios tiene un pequeño
o mediado negocio, y muchas ideas con las que podría salir adelante y generar
más riqueza. Si acabamos con ellos, acabamos con todo.
Llegamos a un punto de debate ya muy clásico,
la barrera entre empresarios y obreros, identificados con la derecha y con la
izquierda. Eso es ridículo y absurdo. El objetivo tendría que ser borrar la
barrera, a base de integración. Que los obreros tuvieran acceso a invertir y a
emprender si lo desean. Que participen en una empresa. Si en una empresa los
trabajadores tienen participación, se esfuerzan más y la empresa va mejor,
tienen ideas y las presentan para marcar la dirección de la empresa ¡Este es el
secreto de Google! Sus trabajadores están muy mimados porque saben que así
aportan mucho más a la empresa. Es algo que nos parece de otro planeta, pero es así. Trabajadores
más contentos y satisfechos, más vocación en la empresa, y más beneficios para
la empresa.
En resumen general. Tenemos que evitar que se
vayan nuestras mejores mentes, pero también nuestras mejores ideas. Con un
sistema económico con menos trabas para las empresas dedicadas a sectores de
investigación en innovación, estas pueden aspirara a progresar y ser
competitivas en el mercado internacional (si quieres destacar en el mercado
puedes competir por calidad, alcance o precio; compitamos por calidad en vez de
por coste, que sólo se puede bajando salarios). Con un buen sistema educativo
que sepa fomentar una competitividad no discriminatoria y un desarrollo de la
creatividad y otras aptitudes de cada individuo, conseguimos el mayor
desarrollo posible de cada persona y su aporte al sistema productivo será mucho
mayor (y lo que es más importante, su aporte a una mejora se la sociedad en su
conjunto). Con un sistema que fomente la colaboración y la participación en el
tejido empresarial a inversores menores y trabajadores, conseguimos empresas
más fuertes, con mejores ideas para competir en el mercado, reduce las desigualdades económicas entre la
población y lo mejor…
… permite que muchos “cerebros” se queden en
un país en el que libremente pueden desarrollar sus “ideas”
Escrito por RyR para el blog Las Dos Sombras
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