Tras un buen rato de repetición de máximas, mandar callar y diversas
riñas, el profesor se sale del guion antes de marcharse, y cuenta a sus
alumnos alguna curiosidad relacionada con el temario. Los alumnos callan
y escuchan, se asombran y sonríen, acaban preguntando sobre lo que
antes les había aburrido o incomodado. Suena el timbre y termina la
clase.
Ser profesor está considerado en el imaginario popular como
un trabajo fácil, con pocas horas y de poco esfuerzo. Todos nos hemos
encontrado con un profesor que simplemente se limitaba a cumplir unas
horas, a repetir unos enunciados masticados y sin ningún tipo de
profundidad. No ayuda el hecho de que la carrera de magisterio sea tan
simple y corta. Esos factores se alejan de lo que es un buen profesor.
Ser un buen profesor es algo que se me escapa. No me considero que sea,
ni mucho menos, un auténtico profesor, estoy empezando y estoy
aprendiendo. Casi aprendo más por lo que veo que no funciona que por lo
que sí. Quiero dejar antes claro, que siempre he dicho que buscar un
método general para solucionar los problemas (sean del ámbito que sean,
menos el científico) me parece algo muy inmaduro, pero no intentar
mejorar las cosas es algo simplemente nefasto. Por eso mismo, no creo
que un método educativo sea el correcto o el adecuado, pero hay que ver
los fallos que tienen los que estamos aplicando.
Me gustaba escuchar
a José Luis Sampedro hablar de su método de docencia basado en el “amor
y provocación”, entendiendo el primero cómo cariño hacia el alumnado
para que se sienta en un ambiente seguro en el que poder abrirse, y
provocación como fisuras en la corteza de lo establecido para que se lo
cuestionen todo y generen pensamiento propio, crítico y racional. Es un
método al que le veo menos fallos que al que se suele aplicar en la
enseñanza media.
Volviendo al tema de lo “fácil” que es ser
profesor, no puedo estar más en desacuerdo. Es un auténtico y constante
enfrentamiento, contra todo lo demás y contra ti mismo. ¿Cómo cambiar la
perspectiva y la forma de ver el mundo de los alumnos si yo mismo no
tengo claro cuál debe de ser mi actitud ante el mundo? Al final es un
simple apuntalamiento de madera para que el descontrol de un adolescente
moderno no se desate. La presa, mal apuntalada, acaba rompiendo,
generando un país en el que 1 de 4 chicos no termina ni los estudios
obligatorios, en el que casi la mitad de los jóvenes repiten curso en la
ESO, en el que hay un 50% de paro juvenil, en el que el nivel de
patentes por habitante está por debajo de países como Rumanía, en el que
los adultos no leen y en el que numerosas personas piden que se
abandone a estos chavales, pues si van mal, es “porque son unos
fracasado” (El partido político Ciudadanos sin ir más lejos, apuesta por
dejar pasar a los repetidores para echarlos, cuanto antes, del sistema
educativo, ya que estos suponen un coste excesivo).
Y ahora me
pregunto, ¿cómo hago que un niño se interese por las matemáticas o la
física? Al niño que llevan años diciéndole que estudie con amenazas o
con recompensas. Al que comenta con sus compañeros que “estudiar es un
rollo”. Al que ve como en la televisión los personajes que estudian o
aprenden no son los que destacan. Al que ve cómo cambian librerías de
siempre por un nuevo Zara. Y el que ve como estudiar no siempre tiene
recompensas laborales (como demuestra el alto paro incluso entre
universitarios). Un niño al que nunca le han dicho que saber cosas
nuevas es un placer, que las personas nacen curiosas, y que siendo más
cultos, es más fácil que no le engañen, que viva mejor, que sea más
feliz y que colabore a que el mundo y la vida de los demás sea mejor.
Entrar en un instituto a día de hoy es encontrarse con la decepción, la
desesperanza y la indiferencia, y eso tiene que cambiar.
Puedes
pasar muchas horas con ellos, intentando que aprendan un temario, que no
siempre es el adecuado. Pero cuando ves leves destellos de curiosidad y
de intención de adentrarse en lo desconocido, solo por esos muy escasos
momentos, el esfuerzo merece la pena. Aunque yo sea solo un profesor de
apoyo en un trabajo temporal, no me da la gana dejar de intentar
removerles por dentro, para que esa persona curiosa, con ganas de
aprender y de mejorar las cosas, salga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario