lunes, 12 de agosto de 2013

¿Crisis del sistema? Capitalismo y comunismo


Uno de los problemas de la democracia es la actitud y el conocimiento de la gente ante las teorías políticas y como estas están ligadas a los partidos políticos del entorno. Mucha gente tiene una actitud ante la política, más propia hacia un equipo de futbol que hacia algo tan importante, “Yo soy de derechas, y siempre lo he sido” Como si eso fuese algo propio del nacimiento.

En un sistema que a lo largo de los años se ha transformado en un modelo bipartidista, hemos vuelto a viejas reminiscencias, y se habla de las “Dos Españas”. La mayor parte de las personas sin embargo, no entiende muy bien donde está la derecha y donde está la izquierda a nivel teórico. Es más, ni siquiera a nivel práctico, únicamente acepta válidas las premisas de un partido político, cuyas posturas muchas veces no entiende, pero defiende a base de criticar a “la España contraria”. Esto no solo es un mero ejemplo de lo estúpida que es la gente en general, sino que es un cáncer antidemocrático y totalitarista.
Ya he hecho antes un paralelismo con el fútbol, y vuelvo a recurrir a él. Hay que defender al PP, porque si no, ¿a quién vas a apoyar? ¿A los socialistas? ¡Rojo!” suena estrechamente parecido a “¿Tu eres del Madrid o del Barça? ¿Del Barça? ¡Catalanista!” No hay forma más fácil de distraer a la gente, que buscándola un enemigo. Sin embargo, en otros países, el tema derecha-izquierda está más ligado a términos económicos que aquí.
Últimamente se despotrica contra el capitalismo como si este fuese el rey de todos los males. “¡La crisis que la paguen los capitalistas!” es una consigna que se repite en manifestaciones “quinceemeras” constantemente, momento en el cual a un servidor le entran ganas de mandar todas las manifestaciones a tomar por culo. Lo grita un chaval en voz alta, y decenas de personas lo repiten y lo corean, ¿no te gusta el capitalismo? ¿Qué propones entonces, gilipollas? ¿No te han enseñado que el capitalismo o teoría económica de libre mercado es un enorme mundo que va desde el Keynesianismo hasta el Neoliberalismo?
¡Claro que no se lo han enseñado! Es muy fácil hablar cuando tu único conocimiento sobre política y economía es haber visto la última temporada de Salvados ¡Vamos a repetir consignas que suenan bien y no dicen nada! Que si hay que cambiar el sistema, que hay que apostar por un sistema más justo,… ¡Si tenéis razón! Pero si no propones una alternativa, ¿a dónde coño vas? Que sí, que ir de hippie contracultural está muy bien, yo también he sufrido esa época, y se liga mucho diciendo que hay que cambiar las cosas y rebelarse (hay muchas mujeres que se derriten con eso); pero es una actitud hacia las cosas, que por lo menos calificaría de inmadura…

Si eres uno de estos casos, y quieres saber que modelos económicos hay, ¡está usted de enhorabuena! Hoy en Las Dos Sombras le explicaremos que es el capitalismo, con sus dos ramas más importantes. Y si mi introducción contra “los que creen que van a cambiar el mundo rebelándose, sin proponer nada” (llamémoslos por su nombre, Perroflautas y Pijo-Progres) te ha parecido sumamente derechista; espera a leer como cargo contra los fascistas y los neoliberales ¡aquí no se libra nadie!

 Desde que el hombre empezó a cultivar y a criar ganado, existe el término de mercado. Cultivar trigo no era como cazar o recolectar, donde uno cogía lo que necesitaba, cultivar generaba excedentes, y estos excedentes se podían cambiar por otros productos. El ser humano avanzó en la Pirámide de Mashlow, y empezaba a necesitar otras cosas. Esto de los excedentes era beneficioso, pues en épocas de malas cosechas, otro productor que tuviera excedentes podía vender al que le escaseaban, y evitar así morir de hambre, lo cual es muy práctico (pero si eres de los que piensan que habría que volver a la recolección, y tomar sólo lo que se necesita, porque “el ser humano se ha vuelto demasiado avaricioso”, apaga tu ordenador y vete al campo a cazar conejos).
Hay muchas corrientes, herederas del socialismo utópico (que los marxistas veían tan peligroso como el capitalismo), que a la cultura popular se han extendido con el hipismo, que apuestan por un sistema de pequeñas comunidades independientes aisladas y autosuficientes. Un sistema que extraería de la naturaleza lo justo para sobrevivir (Mirar Falangsterios, y William Morris). Esta forma de pensar puede ser comprensible dentro del contexto en el que se formuló, la revolución industrial, época de miseria obrera y de explotación laboral. Pero nuestros amigos socialistas utópicos no caían en la cuenta que vivir en el campo puede estar bien, pero si no hay ciudades, ni un sistema superior y global, el progreso es complicado. Y el progreso, es necesario, a nivel tecnológico, de conocimiento e incluso cultural. Viviendo todos en aldeas, no se descubre la penicilina, y estar vacunados contra las enfermedades supone calidad de vida, ¿o no? Tener máquinas que te ayuden a cosechar el campo, o que puedas hablar con tu prima, que está en otro país, en directo, es calidad de vida, ¿o no? Poder ver Ciudadano Kane en tu DVD o escuchar un CD de The Beatles, es enriquecer a la cultura y al ser humano, y es calidad de vida, ¿o no? Sin progreso no hay cultura (no a los niveles a los que se han llegado), ni ciencia, ni tecnología. Para todo eso hace falta sociedades conjuntas y organizadas.
Seguimos en el contexto de la revolución industrial. Como resultado de la inhumana explotación que sufrían los obreros, se instauró una crisis en el antiguo régimen, que empezaba a adoptar las formas que conocemos en el mercado moderno (La bolsa, las acciones,…) El filósofo alemán Karl Marx, propuso como alternativa a esta miseria, un nuevo sistema, en el que la competitividad se eliminara a favor de la igualdad. De primeras, parece un sistema más justo y solidario, con ello se evitaría la explotación laboral. La idea caló muy bien en circuitos burgueses intelectuales. Pero fue algo secundario hasta que en Rusia, hartos de una situación que mataba al pueblo de hambre, mientras los zares vivian entre riquezas y guerreaban contra Alemania en la Primera Guerra Mundial, surgieron los bolcheviques. El sistema comunista empezó a funcionar, y lo hizo conbastante eficacia en sus comienzos.
Mientras tanto en occidente, tras una época próspera, el sistema se desmorronó de la noche a la mañana con el crack del 29. La enorme crisis y miseria, paralela al crecimiento de la URSS (que luego se vería que tenía una cara oculta), hicieron que muchos países se agarraran a un clavo ardiendo, y el fascismo y el comunismo (ambas corrientes proponen lo mismo a nivel económico, aunque a otros niveles estén en las antípodas). Pero dejemos esto momentáneamente aparcado para hablar de economía.
La Teoría Clásica de la economía (el capitalismo liberal de siempre, el cual era predominante en EEUU y Europa), establecía que la economía, regulada por sí sola, tiende automáticamente al pleno uso de sus medios de producción (es decir, que el sistema automáticamente usa todo el capital y la mano de obra que tienen para seguir produciendo recursos que sigan produciendo economía). Smith y otros economistas clásicos, suponían que cuando se produce un bien, se han producido consecuentemente los medios para comprar otros bienes, por lo que para fomentar el crecimiento, hay que evitar penalizar la producción. Porque a más bienes para intercambiar, más intercambios,… Esto supone que todo lo que se produce, es todo lo que se compra, y a todas las partes del sistema les interesa que todo funcione a pleno rendimiento (porque así se crece más). Pero claro, ¿tú te gastas todo lo que ganas? ¿a que no? Parece lógico que no todo lo que ganemos, lo gastemos. En grandes mercados, parece lógico que, si los precios están bajando, uno se espere para comprar a la semana que viene que el producto (acciones o tomates) valdrá menos.
 
John Maynard Keynes, un economista americano de los años 20-30, refutaba la teoría clásica. El equilibrio de la oferta y la demanda que postulaban Smith o Say, sería propio de una posición particular, y el pleno empleo de los medios de producción no es algo que siempre ocurra, como hemos mencionado antes, todos tendemos a ahorrar (unos más que otros). Keynes establece que no es la producción la que determina la demanda, sino al revés, el empresario no fabrica hasta que no se genera una demanda. Los empresarios invierten sobre la diferencia entre la Tasa de Interés y la Tasa de Ganancia.
Volvamos al lío histórico-político, porque el Keynesianismo (teoría económica de Keynes) es complicado de explicar, aunque interesante (Consultar el libro Teoría general del empleo, el interés y el dinero). El Keynesianismo genera proyectos consecuentes, como el Estado de Bienestar y el desarrollismo. El capitalismo clásico sufría un problema, era un sistema con épocas de gran bonanza, basados en la producción a destajo, pero cuando a la producción se le daba un valor alto de épocas de bonanza, se podía llegar al colapso y el sistema caería. TENER UN SISTEMA CAPITALISTA EQUIVALE A TENER CRISIS CADA CIERTO TIEMPO. Los excesos del libre mercado y la sobreproducción pueden desbaratarse con relativa frecuencia, ya que al ser libre la producción, muchos agentes puede decantarse por un sector jugoso que acabe siendo sobredimensionado (¿a alguien le suena esto?… no sé… ¿a ladrillos quizás?…)
En plenos años 30, tras el fatídico crack del 29 (que deja a la crisis actual en pañales) Keynes proponía que en momento de estancamiento económico, el estado tiene la obligación de estimular la demanda con mayores gastos económico, de manera que consideró la política fiscal estatal como el instrumento que “equilibraba la balanza”. Si el estado, en época de crisis, invierte en ajustar el desbarajuste causado por el sistema libre mercado, la cosa se arregla. Siempre y cuando el estado invierta en gasto social, es entonces cuando se genera el Estado de Bienestar (sí, eso es, esa palabra que todos conocen, la inventó Keynes, ese término que los socialistas desconocen pero adoran y el cual el PP de Madrid odia con todas sus fuerzas).
Teóricamente hay 3 maneras de que el Estado pueda financiar ese gasto social que debe hacer: a) Subiendo impuestos,  b) Imprimir más dinero,  c) Endeudamiento fiscal. Keynes apostaba por este último, y yo también. Subiendo impuestos ahogas a las empresas, por lo que es estúpido inyectar un dinero al mercado, que le has restado al propio mercado, no arreglas nada. Imprimir más dinero resta valor a tu economía, frente a otras exteriores (aunque en nuestro caso, con el euro, sería una medida interesante, que ayudaría a los países del sur, aunque a costa de los del norte; pero bueno, todo se puede devolver) El endeudamiento parece la mejor opción, es inyectar dinero nuevo. 
En este momento nos llevamos las manos a la cabeza y gritamos ¡Estás loco! ¡Pero si tenemos una deuda enorme! No comparemos el caso español con el estadounidense de los años 30. EEUU era fuerte económicamente, y endeudarse no tendría efectos negativos, se inyectó dinero donde había que inyectar, y LA OBLIGACIÓN DEL ESTADO ES PAGAR SUS DEUDAS, cuando la situación económica mejore. IU y otros imbéciles de izquierdas que no tienen ni puta idea de economía, se creen que el dinero se produce en los árboles, y que como hay gente asquerosamente rica que se aprovecha del sistema (cosa que también es cierta), tienen la excusa perfecta para que el endeudamiento no tenga límites. No señores, no se crean lo que dicen por la tele, ESPAÑA SIEMPRE HA ESTADO ENDEUDADA, eso de que “Aznar dejó las arcas llenas y los socialistas las vaciaron” es mentira ESPAÑA SIEMPRE HA ESTADO ENDEUDADA DESDE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL (en la que la neutralidad nos benefició a nivel productivo). Lo que no se puede consentir es que en época de máxima bonanza, en vez de saldar nuestro endeudamiento, lo aumentáramos con proyectos basura. El estado debe invertir, ¡faltaría más! Pero lo que no es lógico es que cada legislatura se tenga que duplicar el recorrido del Metro de Madrid, ¡cada legislatura! Y ustedes dirán, cuando empezó la crisis, fue lo que hizo el PSOE, ¿El plan E no fue una inyección del estado para que la economía se recuperase? Sí que lo fue, pero estuvo mal planteado. Reactivar la economía es hacer algo que revierta en la propia economía, no levantar aceras para volverlas a poner y así mantener al personal ocupado. Se debe de invertir en BIENESTAR SOCIAL, y no en alimentar más a un sistema CLEPTOCRÁTICO. No somos ni un liberalismo, ni un keynesianismo, somos una puta celptocracia, como el Zimbabue de Mugabe, un estado al que solo le queda esperar lo peor.
Las primeras críticas a Keynes surgieron desde la parte más liberal de la escuela clásica económica, los menos sutiles tacharon a Keynes de “comunista reprimido” o “destructor de la libertad”. Otros le reprocharon sobre el tema del endeudamiento estatal. Endeudar el estado es, contra lo que piensan los de IU, antisolidario, porque supone que lo que “no quieras pagar tú” lo van a pagar las generaciones futuras, que tendrán que hacer frente a sus problemas y además a los de sus padres, que los dejaron pasar (algo de eso estamos notando ahora, lo jóvenes nos ahogamos ante la imposibilidad de encontrar empleo, mientras la generación “que no ha querido pagar sus deudas” nos acusaba de vagos, de Ni-Nis y de hacer poco más que “irnos de botellón”, ¡y nos lo dicen los de la época de los quinquis! ¡Los que nos han llevado a esta crisis!)
El debate surge de que, desde el marxismo, se concibe el capitalismo como un sistema en el que obligatoriamente tiene que tener crisis y subsiste si unos explotan a otros. Si bien es cierto, tenemos que tener en cuenta que los recursos son variables, y que la explotación, con una legislación correcta, pasa a ser una mera contratación. El principal problema del comunismo es que es un sistema totalitarista que elimina la libertad de las personas a favor de la igualdad. Es un sistema que, si se gestionara bien (que no se ha gestionado bien, en ningún ejemplo práctico) podría eliminar pobreza y desigualdades, pero siempre sería a costa de un régimen opresor que limita la libertad de las personas, un sistema que premia por igual al científico que descubre la cura contra una enfermedad que a una persona que evita trabajar por todos los medios ¿es eso justo? ¿Es eso lo más próximo a felicidad?
El Keynesianismo salvó la democracia. Roosvelt lo adoptó como modelo económico, y consiguió sacar a EEUU de la crisis y evitar que el sistema democrático cayese en manos de totalitaristas fascistas o comunistas. Tras la guerra, Inglaterra y Francia lo adoptaron y el resto de países europeos occidentales les siguieron. Si el comunismo resulta tentador, por su aparecía de ser un sistema más “amigable” para todos, solo hace falta recurrir a los ejemplos para darse cuenta de quién gana, ¿qué sistema ha permitido que haya una clase media mayoritaria? ¿Cuál sistema ha permitido que tú, ciudadano de clase media, tengas ordenador e internet en tu casa?
Sin embargo, que hubiese buenos políticos en los años 50 en Europa, era algo que a las grandes fortunas les encrespaba. Ya en los 60, empezaron a notarse flaquezas, pero no eran propias del sistema. Sin un gobierno fuerte, no hay un estado fuerte, y este difícilmente va a poder intervenir para paliar los excesos del libre mercado. Llegaron los 80, la crisis del petróleo era algo diferente y nuevo a lo que la economía keynesiana nunca se había enfrentado antes. En este momento, surgieron los Economistas de la Escuela de Chicago, Reagan y Thatcher, los cuales, apoyados por grandes multinacionales, deseosas de quitarse de en medio las intervenciones estatales, recurrieron a recuperar ese sistema que tan bien funcionaba en la revolución industrial, nació el NEOLIBERALISMO.
El neoliberalismo era la fórmula perfecta para paliar la crisis del petróleo, las empresas recuperaban su enorme poder en contra del estado. Inglaterra privatizó el sistema educativo y sanitario en gran medida, destrozando lo que generaciones habían construido antes. Con la excusa de que el gasto social suponía más impuestos, se les dijo a los ciudadanos, que así pagarían menos, habría más trabajo, y podrían usar su dinero para gastar más en lo que quisieran. Las consecuencias de esto ya se pueden ver hoy, Inglaterra está encrespada, barrios enteros hundidos en miseria, que cada dos años prende la llama y estalla la revuelta. En EEUU el obrero de clase media baja que enferma, no puede acceder a la sanidad, y puede morir, de la misma forma que lo haría un habitante de Somalia.
Hablando de Somalia, en esta época, se empezó la descolonización. Los nuevos países presentaban oportunidades de negocio muy jugosas. Los gobiernos, con personal casi tribal, pidieron créditos, concedidos fácilmente por bancos primermundistas para la construcción de grandes infraestructuras que permitiesen salir a los países del subdesarrollo. Estos países, muchos, mal divididos por las potencias colonizadoras, entraron en un inevitable conflicto. Las armas se venden desde occidente, las presas se hacen con empresas occidentales. El estado se arruina al no poder actualizarse, para competir con occidente, y las tierras acaban en empresas occidentales. En África nunca ha habido mucha civilización, pero hambre no empezó a haber hasta los 70, cuando el mercado se globalizó y el neoliberalismo le dio las alas necesarias para comerse el mundo… literalmente…
Y llegamos a la primera gran crisis del neoliberalismo, (hubo una pequeña en los 90), y aunque desde fuera se ve a las políticas neoliberales como las culpables. Aquí en España, lees en El Expasión que “El Keynesianismo ha fracasado”, que el PP aprovecha el entusiasmo del  “milagro alemán” (que no tardará en caer, ¿a donde vas con tontísima población trabajando en minijobs, que no les cubre ni la seguridad social ni nada? ¿Qué pasará con esa gente cuando lleguen a ancianos?) Para recortar en sanidad y educación, y en derechos laborales. Lo que se ha hecho en la Comunidad de Madrid es aún peor, rozando el delito, se ha privatizado la gestión de la sanidad con la escusa de que “no resultaba rentable”, gilipollas, el gasto social no tiene que ser rentable, lo que pasa es que lo que no tiene que ser es un derroche, y si ha sido un derroche es por culpa de la propia comunidad de Madrid, no del sistema, es por construir ¡9 hospitales de golpe!
Los Neoliberales americanos tienen su origen en alguien anterior a Reagan, curiosamente tienen su origen en una persona de origen ruso, la filósofa y escritora Ayn Rand, entre cuyas obras destacan “La Rebelión de Atlas” y “El Manantial”. Ayn Rand nombró a su filosofía como Objetivismo, una filosofía práctica, para el día a día. Se basaba en aceptar la realidad tal y como es, A es A, y en la inexistencia del altruismo como algo natural en las personas. Ayn Rand defendía la libertad absoluto, algo que, según ella, sólo podría desarrollarse dentro de un capitalismo liberal (un anarco-capitalismo). La filosofía está en contra de cualquier intervención estatal (por suerte es coherente y está a favor del consumo de drogas, pornografía y del matrimonio gay) y por tanto cree en la superación y la exaltación del individuo, frente a la colectividad (una reacción lógica, la familia de Ayn Rand fue expulsada de Rusia en la revolución del 17). Se basa en que, en el capitalismo, el que quiera llegar más lejos, que se esfuerce y llegará más lejos, vamos, eso que nos dicen nuestros papás de pequeños. Y el que no ha llegado lejos, que se esfuerce. Pero hay que evitar a los parásitos que se quieren aprovechar del trabajo de los demás, por eso esta “ideología”, se opone al gasto social y a la intervención estatal.
A primera medida parece y suena muy bien, que cada uno se las apañe, si quieres llegar más lejos trabaja más. Esta filosofía no puede sino ser más que peligrosa en un estado democrático. En primer lugar, el objetivismo se destruye fácilmente y a un nivel objetivo gracias a la ecología. Si no hay un estado regulador del exceso de las empresas, estas pueden deforestar el Amazonas, acabar con el agua potable y demás, por lo que la humanidad estaría condenada. En segundo lugar, no todos nacemos en las mismas condiciones, el que nazca discapacitado en Somalia sin acceso a la educación, ni a nada prácticamente, lo tiene difícil para progresar, por lo que “el individuo, difícilmente podrá realizarse”, mientras que el que herede una multinacional de su papi, ya estará realizado antes de empezar. 
“La masa oprime al individuo, y le obliga a que forma parte de ella, restándole su poder” “Los individuos son los que sostienen al mundo, los que tienen ideas, los que trabajan y luchan, mientras las masas parasitan sus logros y obligan al individuo a esclavizarse”. 
La ideología objetivista tiene mucho calado en personas de alta formación académica, y sobre todo entre los más “freaks”. Es una ideología para empollones que eran marginados en el patio del colegio, gente que era aislada y perjudicada por los abusones, mientras ellos sacaban notas y se esforzaban. Gente que se esforzaba y que la sociedad daba la espalda porque no eran como ellos. Por ese motivo, todos los comics  y sagas “freaks” siguen el esquema de individuo bueno que lucha contra el malvado y es quien salva el mundo, bueno, todos menos el mejor producto “freak”, Star Trek, que además de ser la hostia, es bastante más sensato, y sabe que el mundo no “se sostiene a hombros de los individuos”. El mundo se sostiene a hombros de todos, y lo mismo vale un agricultor que un empollón de mierda como tú. Para la meritocracia ya tenemos el capitalismo, pero ¿merece el agricultor pasar hambre únicamente para que triunfen unos individuos con los humos muy subidos? Para eso necesitamos un estado regulador, porque TODOS DEBEMOS SER IGUALES ANTE LA LEY y NO HAY INDIVIDUOS MEJORES, pero tenemos que dejar al libre mercado para que haya LIBERTAD, pero recordad, la libertad trata de que el individuo pueda hacer lo que quiera, no de que el individuo se ponga sobre los demás y les pisotee solo porque de pequeño le robaban el dinero del almuerzo.
Personalmente, mi modelo a seguir sería una economía de libre mercado, con el necesario control estatal para corregir excesos e invertir en épocas de crisis, y desde el estado fomentar un sistema empresarial cooperativista. Veo muy positivo que se reduzca la separación entre patronos y obreros y que ambos participen en las actividades del otro, de tal forma que los obreros aporten ideas y favorezcan el crecimiento de la empresa, a cambio de muy buenas condiciones laborales. Vamos, un sistema capitalista keynesiano cooperativista (término que me acabo de inventar, pero que suena bien), que combine lo bueno del comunismo (igualdad de oportunidades, eliminación de pobreza, reparto (dentro de unos márgenes) de la riqueza,...) con lo bueno del capitalismo (libertad de mercado, mayor profesionalización, competitividad para mayor desarrollo,...)

Una vez conocidos todas las corrientes económicas, reflexionemos sobre la situación de crisis en nuestro país. En España, la corrupción como sistema se hace patente a todos los niveles, y eso impide que se desarrollen un sistema neoliberal o Keynesiano. Estamos en crisis por un problema de ajuste y de excesos del libre mercado en años previos, pero en épocas de bonanza, no pagamos nuestra deuda, por lo que lo tenemos jodido. Si lo hubiésemos hecho, podríamos apostar por una inyección de dinero por parte del estado para recuperar la economía, pero al habernos endeudado tanto, es difícil llevar a cabo una inyección estatal. La solución que se está aplicando, de recorte del gasto y subida de impuestos, solo ahoga más a la economía, reduce el gasto, y esto hace que las empresas cierren. Si cierran más empresas, hay más parados que hay que mantener, por lo que hay que subir los impuestos y vuelta  a empezar. Es una espiral, un bucle mortal y sin salida. Pero tampoco podemos recurrir a la inversión estatal por la deuda ¡Lo tenemos jodido! La única solución que se me ocurre es, jugárnoslo todo a una carta y apostar por una inversión en I+D+i, enfocado únicamente a patentes tecnológicas que puedan generar rápidamente empresas, inversión extranjera y empleo de calidad, pero como no tenemos infraestructura previa, lo veo difícil. Desde luego, lo que sí necesitamos, es un gobierno fuerte, con el cual los mercados puedan invertir seguros, y así salir de este pozo. Pero está tambien complicado, ni PP ni PSOE tienen líderes fuertes, y sus casos de corrupción ya alcanzan cotas inaceptables. IU no entiende ni sabe de economía, y UPyD son oportunistas y populistas, y aunque son más sensatos en economía que los otros tres, aún no se posicionan claramente en relación al modelo que quieren desarrollar.

No sé qué hacer a nivel estatal, pero a nivel personal, seguiré los consejos de la famosa canción del rockero sevillano Silvio y “Salir de Pu(er)ta España”
 

 Texto y 1ª viñeta ralizados por RyR para el blog Las Dos Sombras


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